Bastian

Se sentó a escribir el principio de su historia. ¿Por donde empezar?

¿Su primer recuerdo quizá? Bastian sacudió la cabeza. No, quedaba demasiado lejos de la persona en la que se había convertido.

Suspiró mirando a su alrededor, una pequeña habitación en un minúsculo apartamento con vistas al mar (y a las vías del tren). Si, aceptaba el hecho que el traqueteo del tren podía ser molesto a veces, pero no lo cambiaría por nada del mundo. Aquel era su hogar.

Miró de nuevo el papel en blanco. Sujetó con fuerza su pluma como si al hacerlo la inspiración le llegaría de repente. Siguió mirando la hoja sin mover siquiera un músculo. Nada, no era capaz de escribir su historia. Pero ¿cómo contarle al mundo que había cambiado su nave espacial por un minúsculo coche o que había escogido vivir en Badalona frente a su planeta natal. La mayoría pensaría que estaba loco, pero en su antiguo hogar no podía abrazar, reír o llorar. Siendo formas etéreas incapaces de tocar la materia sino era con sus trajes de contención.

Había escogido ser un humano y poder amar a la mujer que yacía junto a él.


Cristina Rodrigo

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