Lunes de cuentos: Dumdurumdú

 



Dumdurumdú

Dumdurumdú, despierta.

El pequeño león se dio la vuelta y siguió soñando.

Dumdurumdú, ha llegado el momento.

El pequeño león despertó ante la insistencia de la voz, suave y dulce como la de su madre, enérgica como la de su padre. Miró a su alrededor desconcertado, no había nadie.

Dumdurumdú, ve hacia el nuevo día y corre por la pradera.

El pequeño león buscó la voz que hablaba, tan hermosa y desconocida. Se sentó a contemplar el amanecer con sus cálidos tonos rojizos que despertaban la vida en su hogar.

¿Por que debería marcharme? —preguntó en voz alta Dumdurumdú.

Es tu momento —respondió la voz.

Mi momento, ¿qué significa eso? Pensó Dumdurumdú. Aun sin saber muy bien por qué, el pequeño león obedeció a la voz y corrió.

Visito praderas, oasis, montañas, ríos e incluso el desierto. Exploró el mundo, sintió miedo, tristeza y soledad. Recordó el cariño de los suyos, la alegría y la amistad. Sintió renacer el calor del amor en su corazón y creció.

Ha llegado el momento Dumdurumdú. Regresa. —Susurró la voz que creía olvidada.

El joven león regresó a su hogar. Su caminar firme, seguro y apacible hizo que su manada se volviera hacia él. Les sonrió y la voz suspiró al saberse en casa. El león rió al reconocerla. Su propia conciencia. Con un fuerte rugido la abrazó y la siguió, como siempre.


Cristina Rodrigo


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